Siendo todavía estudiante de licenciatura, una de mis primeras lecturas sobre metodología de las ciencias sociales fue una compilación de textos que Jesús Ibáñez preparó para la revista Anthropos, acompañando un número monográfico que a su vida y obra dedicó la misma publicación en 1990. En España era ya posible entonces acceder a traducciones de algunos de los autores que acabaría definiendo el canon filosófico sobre el análisis de las ciencias sociales, tal como lo recogerían los numerosos manuales que aparecerían dentro y fuera de España en las dos décadas siguientes. De ahí la perplejidad de un lector desavisado como yo ante un Ibáñez que se declaraba un genio y cifraba su genialidad en descubrirnos e interpretar autores tan esotéricos en su matemática (¿social?) como su muy querido George Spencer-Brown. Esotéricos, al menos, si lo comparamos con la sobriedad de la teoría de juegos analizada, pongamos, por Jon Elster. Afortunadamente, Ibáñez publicaba también una autobiografía inte
"Huíd de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura." Juan de Mairena/Antonio Machado