Las cenizas de Gramsci fue un libro tortuoso de Pasolini, en el que el poeta se enfrentaba a la alteridad: a la suya propia, la de su sexualidad rebosante y culposa, a un pueblo idealizado y arcaico y al fundador de la versión democrática de la III Internacional. Las cenizas de Gramsci eran rastro de un cadáver glorioso, referente intelectual y moral de un mundo ajeno al poeta, un mundo con el que podía entablarse un cuerpo a cuerpo tenso: con una posibilidad política, con un pueblo idealizado por su arcaísmo y a través de esas dos referencias, perseguir la reconciliación, social y sexual, con la intimidad fracturada del poeta. Las cenizas de Salvochea está escrito por un poeta sin duplicidad social (es un poeta de origen proletario, contento por ello sin darse bombo, convertido en maestro y estudiante de Psicopedagogía), ni, al menos en lo que revela, angustia sexual: el libro está dedicado, gozosamente, al mundo común construido con Sonia y el amor aparece en los versos como resguard
"Huíd de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura." Juan de Mairena/Antonio Machado