Enrique Martín Criado (en el centro de la imagen, creo que escuchándome hablar sobre el manuscrito -si recuerdo bien- y acompañados de Helène y Marga) acaba de publicar La escuela sin funciones. Crítica de la sociología de la educación crítica (Barcelona, Bellaterra, 2010). En principio, un trabajo de esta índole debería despertar debate entre nosotros: por su revisión de una literatura común a muchos sociólogos y por su crítica acerba y sin tregua de un modelo de análisis. He conocido desde hace tiempo -desde que conozco a Enrique, casi- la gestación de este libro. Verlo editado como se merece me produce una gran alegría, por la amistad común y por la calidad intelectual de un trabajo que me convence en muchísimos puntos pero no en todos. Espero que esto me obligue, cuando tenga tiempo, a explicar lo que sí y lo que no.
Intervención ayer en Traficantes de sueños durante la presentación de Foucault y la política ¿Quién es un buen lector de Foucault? Es uno que no toma de Foucault lo que le viene en gana, sino el que aspira a tener por entero el espíritu de Foucault “porque debe haber el mismo espíritu en el autor del texto y en el del comentario”. Para ser un buen lector de Foucault, un buen foucaultiano, deben comentarse sus teorías teniendo “la profundidad de un filósofo y no la superficialidad de un historiador” Es una broma. En realidad, el texto anterior resume "¿Qué es un tomista?", un texto del insigne filósofo de la Orden de predicadores Santiago Ramírez, y publicado en 1923. Pero los que comentan filósofos, Foucault incluido, siguen, sin saberlo, el marco de Ramírez. Deberían leerlo y atreverse a ser quienes son, tal y como mandaba Píndaro. El trabajo filosófico, desde esta perspectiva, consiste en 1. Se adscriben a una doctrina y la comentan mediante par
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Un saludo,
Esteban.