Pepe Carvalho –comenzamos nuestro análisis por Los mares del sur - choca corporalmente con el mundo. Cada una de sus reflexiones contiene trazos de su cultura somática, de cómo ésta se ajusta con otras, de cómo le chirrían. La vida erótica de Carvalho alterna entre el pudor y la objetivación violenta. Pudoroso con Charo, una prostituta, cosificador con alguna de las posibles parejas sexuales. La cultura somática de Carvalho es compleja, como corresponde a alguien que ocupa un lugar después de haber pasado por todos los lugares (desde el PCE a la CIA). Carvalho tiene la posición epistemológica privilegiada que Lukács atribuía al proletariado, pero no pretende revolución alguna. Carvalho cura sus depresiones con la comida (15), en parte, porque la comida representa un momento íntimo con su padre. Una visita común a un restaurante, un extra que hizo su padre pese a su desdén por los restaurantes (caros y malos); excepto aquel, al que fue con su hijo. Esa escena, y el paladar primar
"Huíd de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura." Juan de Mairena/Antonio Machado