"Pero sobrevenida la Segunda República, y cuando la "niña", como la llamaban los republicanos que se llamaban a sí mismos históricos [...], no tenía dos años bien cabales, los grandes intelectuales que habían convocado a agrupación para servirla, y otros tan grandes como ellos, estaban ya decepcionados de ella, por el "perfil agrio y triste" que según ellos, iba tomando. Aun concediéndoles que para estar ya decepcionados de ella tuviesen más razón que la de ir tomando aquel perfil simplemente por no ser el que ellos le habían diseñado; aun concediéndoles que la República fuese decepcionando crecientemente razonables expectativas, me pareció y sigue pareciéndome, aquella decepción terriblemente prematura, de una ligereza, de una impaciencia histórica incomprensible, por no decir imperdonable, en varones tan sabidores de la historia, de tanta autoridad y responsabilidad nacional, tan graves personalmente: una paciencia secular con la monarquía y una impaciencia de dos años con la República: qué injusticia con ésta; y para juzgar y condenar a un Régimen, qué son dos años de historia".
José Gaos, Obras completas. Tomo XII. Confesiones profesionales, México, UNAM, 1982, p. 104
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