Cualquier intervención en trabajo social supone tres tipos de juicios. Estos juicios están presentes siempre con una grado mayor o menor de autoconciencia por parte del profesional. Estos tres juicios suponen siempre tres puntos de indeterminación permanente en la práctica del trabajo social. En primer lugar, cualquier práctica de trabajo social se apoya en un juicio acerca de qué es un estado de cosas. Ese juicio puede proceder de las ciencias sociales y humanas (sociología, psicología, antropología, ciencia política...) o de la ideología de lo actores (influenciada más o menos por prejuicios etnocéntricos o sociocéntricos). Puede que dicho juicio científico se encuentre institucionalizado en un dispositivo público, privado o mixto. Por ejemplo, si se trabaja en un servicio para menores inmigrantes, hay una caracterización de la realidad que se tiene por evidente: lo que resulta problemático es la clase de edad de los jóvenes y no la clase social. Lo mismo sucede cuando se trabaja
"Huíd de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura." Juan de Mairena/Antonio Machado