Por cuatro caminos una asamblea de derecho se transforma en una oligarquía de hecho. Ha llegado el momento en que las generalidades encubren la pereza analítica y el descompromiso real con el futuro del 15M. Un amigo me decía el otro día que mucho de los que escribían parecían no haber pasado ni un día por las asambleas –o haber pasado por ellas dimitiendo de cualquier consideración crítica. Seguramente, este es uno de los movimientos asamblearios más largos de la historia política del último siglo –eso ya lo hace impresionante- y los esquemas recibidos son insuficientes para analizarlo. Si el movimiento quiere permanecer y ser políticamente relevante debe producir diseños institucionales y costumbres prácticas capaces de contrarrestar, en primerísimo lugar, los peligros que incuba en su interior. El primer peligro es la invertebración, un término que procede de un texto no muy simpático -pero en el fondo más democrático de lo que parecía- de José Ortega y Gasset ( España inver
"Huíd de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura." Juan de Mairena/Antonio Machado