Hace tres días, mi amigo Sergio Ariza me informó de la muerte de Ángel de Lucas Matilla. Siento mucho que un seminario en Grecia (Tinos) de la Fundación Bourdieu, me haya impedido asistir a su entierro y acompañar a la gente que lo quería, entre los que me cuento. Conocía a Ángel a la vez que a Alfonso Ortí, mientras preparaba mi libro sobre Jesús Ibáñez. Ambos me ayudaron cuanto pudieron, con ese entusiasmo por el trabajo intelectual de los demás que, me temo, nuestra generación desconoce- o que quizás solo sea posible con las personas de otra generación. Ángel de Lucas atravesó el siglo pasado y se confrontó a su tiempo con energía y sin escurrir el bulto. Conoció el Madrid rojo y recordaba las Chekas, aunque tiempo el heroísmo del pueblo republicano, se unió al falangismo y formó parte de la elite juvenil fascista que rompió con el régimen, y finalmente con el fascismo. Fue interlocutor de Dionisio Ridruejo, estudiante de matemáticas y miembro de las Juventudes Socialistas e
"Huíd de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura." Juan de Mairena/Antonio Machado