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Mostrando entradas de julio 8, 2012

Libro V: feminismo, comunismo y libido sciendi

El libro V de La República propone una lección de epistemología política. Nuestro mayor problema, dice Sócrates, consiste en agrupar a individuos en clases que no les convienen. Y no les convienen, puede ser, porque no son semejantes a aquellos con los que se les agrupa o, también puede ser, no son distintos de quienes se les separa. Encontrar la diferencia relevante es el gran problema epistemológico al ordenar las cosas del mundo, en el sentido del conocimiento, pero también ordenarlas en el sentido político. La diferencia sexual existe, admite Sócrates, pero no puede utilizarse como calco para establecer la diferencia entre ocupaciones. Se pueden predicar ideas muy generales sobre los oficios que convienen a las mujeres, pero tales ideas muy pronto se encuentran relativizadas por múltiples excepciones. Entre las mujeres existen diferencias de vigor, de talento y de vocación variadas. Si, en lo que concierne al vigor, las medimos con el varón más fuerte, quedan en desventaja

Libro IV: la coordinación de los hábitos y el cemento de la ciudad

El libro IV de La república introduce pocas novedades respecto al III. Comienza con un reproche de Adimanto: Sócrates exige mucho a los gobernantes, ni siquiera les concede el salario que la democracia impuso con Efialtes y que permitió la participación de los pobres sin ocio en el gobierno. Sócrates solo ve corrupción en el salario y su solución contra la guerra civil, contra la ciudad dividida, es una educación que descienda a lo más íntimo del cuerpo. La ciudad utópica exige hábitos coordinados, por eso el control de los movimientos del cuerpo (atención a la música mala y a los juegos) debe ser constante. Evidentemente, existe la división del trabajo y no todos los ciudadanos hacen lo mismo (esa falsa unificación es la que permitió la democracia promoviendo que los alfareros se sentaran en los tribunales), lo importante es que todos adquieran templanza y sean capaces de distinguir espontáneamente lo inferior de lo superior y de controlar los placeres y los deseos. Gracias a eso

Las tres formas de consagración en su versión completa

Accesible en línea un artículo publicado muy tarde, pero cuyas primeras versiones son de 2005 y que contiene un modelo -diferente del de Bourdieu o el de Collins- de objetivar la consagración intelectual. La imagen es del filósofo español Juan Carlos García-Borrón de cuyas excelentes memorias se nutre el texto.