Alien, el octavo pasajero narraba dos historias. La primera, obvia, enfrentaba a los miembros de la nave con la alteridad, una criatura inteligente y, lo explicaba admirado el robot que acompañaba a la tripulación, con una inteligencia estratégica inigualable. Con ella no había componenda posible porque no quería comunicarse con los humanos: sólo devorarlos. Primera lección: si el hombre es un animal racional y esa razón no se especifica, mala cosa. Su razón debe incluir el deseo de compartir un espacio con el otro. De lo contrario, éste se convertirá exclusivamente en obstáculo y en rival. La inteligencia técnica no es suficiente para la existencia en común. La segunda historia daba sentido a la primera y la organizaba. La clave del encuentro con esa criatura estaba en la Compañía que organizaba la expedición. Querían al bicho para su división de armamento. La moraleja cae por su propio peso. Frente al monstruo, la tripulación no entraba en contacto con lo Otro, desconocid
"Huíd de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura." Juan de Mairena/Antonio Machado