Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de mayo 5, 2013

COLÓQUESE LA CITA Y QUE PEREZCA EL MUNDO

  Abramos el capítulo III del último libro de Slavoj Zizek ( El año que soñamos peligrosamente , Madrid, Akal, 2013). Las cuatro primeras páginas nos hablan del Dieciocho de Brumario y La lucha de clases en Francia , dos memorables textos de Marx donde este muestra las complicadas coaliciones de clase que sucedieron en la Francia de 1848. La quinta página nos introduce de sopetón en la crisis financiera y en la sexta aparece una fórmula de Lacan 1+1=a (y francamente: o explica uno un poco su relevancia o se la ahorra). Con ella se nos introduce en la idea de que, igual que en psicoanálisis, las clases sociales no se representan la realidad según sus intereses de clase objetivos, sino, como en sueño, mediante pensamientos desplazados. Cuatro páginas después se nos anuncia lo importante: las clases populares no tienen siempre posiciones políticas progresistas, sino que a menudo se encuentran fascinados por políticos conservadores. Dos páginas después se juntan Lenin y Lacan para

La clase obrera no va al paraíso

  A la clase trabajadora se le atribuyeron tareas de redención de la humanidad que no supo, no pudo o quizá simplemente no quiso responder. Los 80 y los 90 del siglo XX desconectaron a la clase obrera de las creencias socialistas, si bien sobre todo esto cabe ser prudentes: porque ni las creencias eran tan firmes, ni eran tan masivas ni, por supuesto, eran mayormente revolucionarias. Algunos presentan tales años como de hecatombe. La victoria conservadora arrumbó el sueño obrero y acabó dominando no solo política sino también culturalmente. Los trabajadores abandonaron su cultura propia y la convirtieron en una copia de la cultura dominante. Describir con justicia a los trabajadores y a las trabajadoras siempre ha sido difícil. Los riesgos, como sabemos desde Grignon y Passeron, son siempre idealizarlos y ridiculizarlos. ¿En qué radica idealizarlos? En convertirlos en el reverso de la sociedad hegemónica confundiendo al conjunto con sus líderes revolucionarios –precisamente,