En los cines pueden verse dos películas importantes sobre la experiencia política: El estudiante y L’exercice de l’État (entre nosotros, El ejercicio del poder ). Por desgracia pueden verse en muy pocos cines. Nos jugamos mucho con las cuotas de pantalla que secuestran las multinacionales del cine: la posibilidad de que mucha gente acceda a instrumentos de distracción y pensamiento que no embrutezcan. Vayamos a ellas. La primera, que se desarrolla en Argentina, nos habla de la universidad y del universo de la extrema izquierda. Asistimos a la carrera política de un joven cuyas motivaciones primeras, en ese sentido banales e inocentes, son la de resaltar y tener ligues. El chico tiene cara y es muy guapo y, con semejantes pasaportes, franquea los controles de acceso al medio. Y una vez que entra, como en el Infierno de Dante, abandona no toda pero sí alguna esperanza. Bueno, no toda: la de estudiar, la de tener relaciones claras con la gente y, en suma, la de asemejarse a
"Huíd de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura." Juan de Mairena/Antonio Machado