¿Qué es una revolución simbólica según el Manet de Bourdieu? II. "Art pompier", pantomima histórica y exhibicionismo técnico
Continuando con
la entrada anterior, me centraré en porqué el art pompier contiene, según Bourdieu, la quintaesencia del
academicismo. Antes, recuerdo, fue caracterizado como un arte dependiente de un
cuerpo de patrones institucionales y académicos. Esos patrones imponen unos
patrones de los cuales no cabe desviarse sin una sanción radical. Los cuerpos
no admiten el conflicto, los campos sí.
Pero la analogía
del art pompier con el academicismo
puede llegar más lejos. El art pompier,
recordemos, es un arte llamado así por la propensión a los cascos helenizantes
o, es otra versión, por su pomposidad. Dos rasgos sobresalen: su falso
historicismo y su estética exhibicionista, donde el espectáculo debe mostrar
cuánto sabe el artista y halagar, de camino, al receptor: éste, descifrando los
signos, se convierte de algún modo en autor, en un genio en sí mismo. El mundo
de los comentarios literarios resulta ejemplar: el lector debe exhibirse tan
profundo como el autor; en ocasiones, los autores solo son lectores que se
exhiben.
Bourdieu compara también el historicismo pompier con la
filosofía. Basta con pensar en una especie de narración de manual, que admite
formatos conservadores o radicales, donde la narración solo sirve para resaltar
las virtudes intelectuales del héroe intelectual, al que se le proyecta cuanto
se quiere. Simple y llanamente el denominado contexto histórico funciona como
un casco espartano en un cuadro pompier.
Introduce color de época en lo que, sin discusión, no es más que un perfilado
al gusto del presente, una manera de engrandecer la escena y, con ella, al
artista. La historia pompier es un
equivalente, pienso yo, del comentario de textos filosófico o específicamente
literario. Un comentario donde el contexto histórico nunca sobrepasa lo
circunstancial, nunca produce la herida narcisista de romper con la distinción entre
un texto y un contexto, entre el espíritu y la materia.
El otro
elemento, fundamental en la delimitación de la actitud escolástica es la
exhibición gratuita. El artista se entretiene pintando los botones de la
guerrera de los dragones aunque, quizá en la batalla no participaban dragones
o, en cualquier caso, los botones de la guerra resultan irrelevantes. Los
ejemplos vienen fácilmente a la cabeza: en filosofía la cita, cuidadosamente
escenificada, en la lengua original, en aquella a la que el intérprete otorga
un valor enorme: el griego, el alemán y, si se es filósofo analítico, el
inglés, a ser posible con acento oxoniense. Otro rasgo de exhibición es el
desarrollo prolijo de cualquier producción textual, aunque cueste trabajo
comprender el interés para el argumento propiamente dicho. Aunque quizá este
importa poco porque el argumento de una exhibición técnica es llamar la atención
sobre sí mismo. Esta tendencia pompier,
por lo demás, resulta fácilmente discernible en la sociología: si el sociólogo
es cuantitativo, se mostraran regresiones como los forzudos de feria exhiben
sus músculos (la imagen es de Ortega); si se es cualitativo encontraremos una descripción
de los cordones del zapato del individuo sin que quede claro, en uno u otro
caso, qué demonios aporta la regresión o los cordones al argumento. Lo que
aporta es otra cosa: es símbolo de que uno pertenece a una escuela, a una
genealogía ilustre con sus latinajos, sus gráficos incomprensibles y sus
aventuras en el trabajo de campo: “La exhibición ostentosa de la tecnicidad es
uno de los instrumentos con los cuales se controla a la juventud, es una manera
por la que los viejos obtienen que los jóvenes pierdan el tiempo en ejercicios gratuitos”
(Bourdieu, Manet, p. 192). Bourdieu
mismo lo dice en un momento del curso: hasta yo me paso con las frases en latín,
como si quisiera mostrarle a los que me formaron que yo también puedo.
Contra todo lo
cual, se rebela Manet y se rebela quien rompe con la lógica del cuerpo, de la
tendencia escolástica, quien considera absurdo perder el tiempo en la guerrera
del dragón: un género cuya especie puede mostrarse en un fragmento de Heráclito
o Hegel, un análisis de correspondencias o una descripción etnográfica. Quien considera absurdo, para concluir, la pantomima histórica y el exhibicionismo técnico.
(Sobre la disposición
escolástica véanse, fundamentalmente, los dos primeros capítulos de Meditaciones pascalianas, Barcelona,
Anagrama, 1999)
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