Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril 6, 2014

Una reseña en Revista Española de Teología

Una reseña de Alfonso García Nuño quien, tras una cuidadosa y empática lectura que le agradezco, señala un problema. El libro, obviamente, no me ha dejado completamente satisfecho. Cabe afinar más en el análisis del grupo de Zubiri y su propia trayectoria, pero sentí que se me iba el formato previsto. Por ejemplo, en el análisis del primer José Luis López Aranguren ( El protestantismo y la moral y Catolicismo y protestantismo como forma de existencia ) del que desapareció del libro un análisis teórico que ahora lamento. En este tiempo, comencé a estudiar seriamente filosofía católica de los años 30 y 40 (Gabriel Marcel, luego Merleau-Ponty) con la idea de compararlos y de explicar cómo la red católica sitúa los problemas del cuerpo y el habitus en el centro de la filosofía y la sociología. De ese modo, se continúa la vía de Lovaina de integración del catolicismo filosófico con la modernidad, algo que aparece también en Filosofía y sociología en Jesús Ibáñez . De ese modo pe

LA CORRALA Y LA FILOSOFÍA

La recientísima crisis del gobierno andaluz contiene un ejemplo magnífico de la importancia de la filosofía en política. Los acontecimientos se conocen: un grupo de familias que reivindicaban una vivienda digna fueron desalojados de unos pisos en manos de especuladores. El País , periódico progre por definición, los llamaba okupas, con su k y todo, como si fueran un simple colectivo de fans de Eskorbuto y Barricada (y habrá quien diga, y yo asiento, ¡a mucha honra! Pero además no era el caso). Esas familias eran precarias y habían ocupado (sin k) las viviendas durante las movilizaciones contra la crisis, cuando un día sí y otro también había gente que se suicidaba debido a que los jueces, cumpliendo la ley , les enviaban a la fuerza pública para desahuciarlos. Entonces, la prensa progre, en general, era menos legalista y no los llamaba okupas (con su k mefistofélica) sino que les dedicaba reportajes comprensivos. Pero el tiempo pasó y los progres se relajaron. Recordemos brevem

QUIERO SER GORDA COMO ADA COLAU

Alfonso Rojo llamó gordita a Ada Colau. Fue durante una discusión acerca de la crisis, de su realidad y de si Colau la amplificaba o no. Rojo le espetó : “Si vamos a lo personal, para lo mal que lo pinta usted y el hambre que está pasando, yo la veo bastante gordita”. Una de las cosas buenas de la sociología es reconstruir los implícitos que conducen nuestro juicio y nuestro ánimo. A veces no son evidentes en las escenas en que nos movemos. Veamos qué podemos sacar de esta. Llamándola gorda, Rojo identificaba a Colau con una acaparadora y, así, reavivaba los viejos dibujos del pueblo oprimido por individuos cebados. La imagen, hace mucho, dejó de tener sentido. Desde que el hambre desapareció en Occidente, más o menos al final del XIX, el modelo de las elites es la delgadez. Y, desde los años 60 y 70 del   siglo XX, la gordura correlaciona con una franja depauperada de las mujeres. Los ricos ya no son gordos por elección (desde el final de la Edad Media ya había muchos que no