Mientras seamos jóvenes es una película sobre la cultura neoliberal y el pillaje, enmarcada en un conflicto generacional y de crisis de los cuarenta. Empecemos por el conflicto generacional. A los cuarenta y cinco, afirmaba Ortega, un hombre debe empezar a mandar, es el momento en que se encuentra en que se encuentra en la plenitud de su existencia. Bien, la película nos muestra a una pareja que no está a la altura de las expectativas. Primero, porque no tienen hijos y sin ellos te encuentras fuera de todas las actividades extraordinarias que suponen los hijos. En las clases medias occidentales cualquier cosa exige competir por la diferencia. Aunque a lo largo de la humanidad la gente ha tenido hijos, los hijos de hoy deben ser objeto de una atención distintiva y excluyente, consistente en mostrar que nadie tiene hijos como los tiene uno ni con las experiencias que le proporciona uno. La película termina solventando el problema, como si sólo gracias a la gestión competitiva de