Ayer
intervine en la Universidad de Valencia dentro del seminario de master
conducido por mi amiga Lucía Gómez Sánchez. Intenté explicar La cara oscura del capital erótico ante
un público atentísimo, amable y muy cualificado.
Lo primero
que destaco -y que mucho me alegró- fue ver la calidad de trabajos que se hacen sobre la gordofobia en
la televisión -los programas de cambio de peso- y de explotación del capital erótico
de las trabajadoras: yo creía haber recogido historias alucinantes pero las hay
que dejan las mías en algo digerible. La comida en los baños -por falta de
tiempo- es una constante en muchas vidas e incluso la instigación al flirteo.
Por
supuesto también interesantísimos los debates, que siempre se centran en los
siguientes puntos:
1) ¿Es
posible revertir y cómo las presencia avasalladora del arbitrario corporal en
nuestros contextos laborales y profesionales? Espero que el mapa de conflictos
que ofrezco en el libro (competencia entre recursos técnicos y eróticos) ayude.
2) El
segundo debate, más peliagudo, es si otorgamos ciudadanía a la actividad estética
creativa respecto del cuerpo, conscientes de: a) es un tipo de saber cultural
devaluado por ser "cosa de mujeres" (identificación platónico-cristiana
de la coquetería con la frivolidad) b) Es una saber más democrático que el
capital cultural, en tanto que las condiciones de acceso al mismo se encuentran
menos monopolizadas por las elites (la reacción violenta contra la apropiación
creciente de tales saberes por las de abajo lo muestra: por ejemplo, véase todo
el discurso falsamente subversivo de estigmatización de las chonis, las canis).
3)
Problema filosófico clave: si asumimos que la sobrepresencia del capital erótico
en ciertas profesiones (no todas: sobre todo las profesiones de clase
trabajadora de "servicios" y feminizadas y ciertos espacios del arte)
es arbitraria toca perseguirla como una forma espuria de discriminación. Si
asumimos que esas cualidades forman parte del trabajo, debemos reconocer la
cualificación del mismo y otorgar las condiciones que permitan mantener un
cuerpo distinguido: horarios, comidas, sueldos deben ajustarse a lo que de
hecho se demanda y valoriza la actividad empresarial. En el espacio del arte,
solo una actividad cultural subversiva puede detener el proceso por el que de
colonización arbitrario de espacios ajenos a la ortodoxia corporal (flamenco, ópera...).
No es fácil decidirse ante tal dilema.
4) Un
trabajo central, básico, es la deconstrucción razonada de todos los argumentos
del lobby industrial gordofóbico que proporciona la legitimación sanitaria a la
persecución de la delgadez. Para eso hay que entrar en el detalle sus
correlaciones, sus muestras, sus conclusiones.
Los que
creamos que este problema debe constituirse en centro de análisis científico y
de intervención política tenemos un trabajo enorme por delante. Espacios como
el que tuvo a bien ofrecerme la Universidad de Valencia dan fuerzas para
enfrentarlo.
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