Algunos amigos y amigas me preguntan sobre el sorteo y la cultura. Al respecto creo que el mundo antiguo puede enseñarnos algo. En concreto, las lecciones filosóficas que pueden extraerse de cómo se formaban los jurados de las tragedias. Recordemos que un fondo estatal permitía a los ciudadanos asistir a los concursos, uno de los grandes rituales políticos de integración cultural. Si yo entiendo bien el sistema (como siempre, bienvenido sea el especialista que me corrija), previamente existe una designación y posteriormente se produce un doble sorteo. Por un lado, se asignan los actores a cada poeta, lo cual se asemeja a un sorteo de los recursos públicos disponibles. ¿El objeto? Interpreto que evitar las ventajas en el uso de los recursos públicos. En nuestro tiempo esto contrastaría con la enorme tendencia al Principio de Mateo en cultura: darás más al que más tiene. O, más prosaicamente, a permitir que las redes de contactos acumulen las subvenciones. En segundo luga
"Huíd de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura." Juan de Mairena/Antonio Machado