Cuca Casado publica un comentario de La cara oscura del capital erótico en la revista Disidentia. Puede accederse pinchando aquí. Se trata de un texto, resultado de una lectura real e inteligente, y que utiliza el libro como crítica a un supuesto puritanismo feminista. La autora asume la idea de las raíces naturales del capital erótico algo a lo que el primer capítulo del libro intenta dar una respuesta histórica. Narrando el conflictivo proceso histórico por el que un prototipo morfológico se convierte en capital, no solo se intenta controlar el recurso al naturalismo explicarivo. El recorrido por el pasado es fundamental para comprender alguna de las alternativas que planteo como posibilidades de contestación. Fundamentalmente la crítica política de la fijación en la distinción corporal. No porque sea perversa, sino porque ocluye otras posibilidades de desarrollo.
Lo cual permite aterrizar en otro problema oportunamente subrayado por Cuca Casado: la reciente polémica sobre los desnudos de bomberos de Zaragoza, ejemplo de una serie donde profesiones masculinas (deportistas, polícias...) exhiben sus ortodoxias corporales. Suelen ser profesiones que tienen la forma física, aunque no su exhibición erótica, entre las condiciones de ejercicio de la actividad profesional específica. Sin duda, la novedad de tales procesos es la introducción del capital erótico en profesiones bastante, aunque no exclusivamente, masculinas y relacionadas con la seguridad. Cabe preguntarse, con todo, qué aporta a la calidad específicamente profesional la exhibición de la ortodoxia estética de algunos de sus miembros, para qué resulta relevante y hasta qué punto contradicen otros modelos de definición pública del profesional.
Esa pregunta no es puritana pues en nada condena la valorización del cuerpo, máxime cuando no es disfuncional con el ejercicio profesional, sino que supongo que es compatible con el ejercicio del mismo. Puede que no lo sea y que los desvelos para el esculpido del cuerpo quitan tiempo y atención a otras importantes cualificaciones exigibles, por ejemplo derivadas del estudio. Pero asumo que hacemos la pregunta suponiendo que se trata de un subproducto -no exclusiva ni obsesivamente perseguido- de la propia cualificación profesional. La pregunta por la relevancia de la exhibición recuerda que confiamos en la profesiones gracias a que les presuponemos ciertos valores. Quienes pretenden innovar introduciendo valores nuevos -en el caso, el tallado estándar del cuerpo masculino- necesitan justificarse. No por supuesto antes de exhibirse en privado, sino antes de hacerlo en tanto que profesionales. Justificarse, esto es, explicar: ¿quiero ser como percibido como objeto libidinal en tanto que bombero -o policía? La respuesta requiere elaborarse, no cabe duda.
Publicaré próximamente sobre este problema de ética de las profesiones.
Comentarios
Es complejo el tema a abordar y mi intención era invitar más bien a reflexionar y a animar a que se adentraran en tu libro, que ha sido uno de los que más he disfrutado últimamente. Sin duda alguna, es un tema que está por encima de mis posibilidades.
Estaré atenta a tus publicaciones, pues me encantará leer cómo abordas la cuestión del erotismo y la ética de las profesiones.
Gracias.
Un saludo.
Un saludo
José Luis