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Conversación con José Sarrión Andaluz sobre Retorno a Atenas

Debate organizado por la Fundación de Investigaciones Marxistas y la Fundación Europa de los Ciudadanos sobre Retorno a Atenas. La democracia como principio antioligárquico
Lo que sigue es el comentario de José Sarrión cuando presentó el video en su página de Facebook:

Ya está disponible el vídeo de la presentación del libro de José Luis Moreno Pestaña Retorno a Atenas. La democracia como principio antioligárquico que realizamos la semana pasada.
Un libro muy riguroso que enfoca la democracia ateniense antigua, cómo la entendieron algunos pensadores del siglo XX y qué podemos aprender de ella en el presente.
El 15-M, hace 11 años ya, tomó las plazas al grito de "Democracia Real Ya" y "No somos mercancías en manos de políticos y banqueros", es decir, una impugnación total a nuestro sistema político y económico. Sin embargo, un vistazo rápido a los telediarios nos hace observar que, sin un cambio en los modos de organización política, el acceso a la misma es tremendamente limitado para la gran mayoría de la sociedad. "La política no es algo para mí" es un pensamiento común para la mayoría de la gente, como recordaba José Luis en la presentación. La mayoría entiende que la política no es su espacio, o que tiene otras tareas prioritarias en el tiempo, y la participación política se delega en minorías que se organizan en facciones o élites que desarrollan sus propias dinámicas centrípetas. El 15-M no logró mantenerse en el tiempo, se convirtió en ocasiones en “la dictadura de los pulmones", por usar una expresión de la Revolución Francesa acerca de sus propias asambleas, y fue sustituido por formas-partido que pronto reprodujeron prácticas internas que debemos enjuiciar críticamente.
De este asunto, y de cómo intentar ponerle solución, trata este libro. En los años 70, ciertos pensadores franceses pusieron su vista en la Atenas antigua para repensar la democracia. Ciertamente, la democracia ateniense se ejercía de espaldas a la participación de inmensos sectores de la población (mujeres, esclavos, metecos). ¡Qué duda cabe! No olvidemos que hablamos de una sociedad de los siglos V-IV a.c. Esto es vergonzante, pero no menos que cualquier otro Estado del mundo antiguo.
Ahora bien, ciertamente y sin perder de vista sus limitaciones, los ciudadanos atenienses descubrieron mecanismos y reglas que imponían la participación y restringían de manera importante la capacidad de las élites económicas de dirigir en el espacio público.
Una de ellas es el sorteo: que una parte importante de los cargos públicos atenienses se sortearan entre los ciudadanos de Atenas, solo por el hecho de ser ciudadanos, provocaba que cualquier persona pudiera adquirir experiencia política, que de otro modo queda limitada solo para aquellos que hemos podido acceder a la misma. Se trataba de "darle el poder a quien no lo desea", al decir de Rancière.
Otros mecanismos de reparto de capital político, fueron el establecimiento del quórum mínimo en la Asamblea (para asegurar que ninguna decisión se tomara sin participación de los pobres), hacer que la participación tenga consecuencias vinculantes y no meramente simbólicas o el establecimiento de un salario de participación, eliminando los costes sociales de la participación a los más débiles.
Todo esto se ha olvidado hoy en el debate público. El único concepto que ha pervivido de la antigua democracia ateniense hasta la democracia liberal actual es el de la "elección de dirigentes", un concepto en el fondo aristocrático (en el sentido aristotélico del término), ya que lo que se pretende vender es que podemos "escoger a los mejores" (SPOILER: casi nunca lo hacemos). Y está bien distinguir que hay conocimientos especializados que son necesarios en la gestión política (siempre lo hemos sabido, hoy con el COVID aún más), pero hay otro tipo de saber político que se puede y se debe socializar.
La política exige tener unos conocimientos, pero dichos conocimentos o cualificaciones se adquieren precisamente porque se participa en política.
Esto yo lo he visto de una manera clarísima en mis cuatro años en un parlamento, donde vi a auténticos incompetentes (la mayoría de los cuales habían llegado ahí bajo enchufe de sus dirigentes o gracias a equilibrios de poder internos de sus partidos) convertirse en oradores y legisladores de cierta capacidad, y no gracias a sus conocimientos previos sino a la práctica parlamentaria diaria, es decir, gracias a su asistencia a Comisiones, a su presencia en conversaciones vedadas para la mayoría, etc.
La política necesita dirigentes, y al mismo tiempo que desconfiemos permanentemente de ellos, pues la concentración de poder en pequeños espacios provoca exclusión de la toma de decisiones para la mayoría de la población. Sin mecanismos de reparto de participación, la política se queda en camarillas sujetas a la conspiración, manipulables por los lobbies y corruptibles por el poder económico.
Los atenienses comprendieron que no existe política sin modos de relacion clientelar y prácticas de sumisión carismática al líder. Por eso entendieron que había que crear reglas dirigidas a repartir el capital político, normas contra la concentración del poder. La idea es que mediante la participación política se adquiere el gusto por la política.
Solo mediante prácticas de acceso al poder político, que no puedan ser manipulaables, se evita la concentración de poder en unas pocas élites, y evitar aquello que temió Aristóteles: que llamemos aristocracia (gobierno de los mejores) a lo que no es más que una mera oligarquía.
Si todo esto os parece interesante, echadle un vistazo al vídeo (especialmente a la intervención de José Luis) y pillaos el libro. Merece la pena.
Gracias a Siglo XXI Editores y Ediciones Akal, S.A. por la organización del evento y a la Fundación de Investigaciones Marxistas y Fundación por la Europa de los Ciudadanos por la colaboración.

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