Carlos Lerena defendía que las ciencias sociales tenían un modelo psicológico básico: el representado por George Herbert Mead. Desgraciadamente la lectura del pensador norteamericano se ha popularizado poco y, en ocasiones, se ha tergiversado. Ignacio Sánchez de la Yncera (ISY), uno, si no el mejor, conocedor español de Mead lamenta que sea el modelo de un actor que maneja estratégicamente roles y reservas mentales, típico de cierto Erving Goffman, la que impregna nuestra comprensión de cómo se anudan lo individual y lo colectivo. La lectura de La filosofía del presente (Madrid, CIS, 2008), acompañada de un erudito y extenso prefacio de ISY ayuda a comprender cuánto cabe ganar en la investigación empírica guiándose por el modelo de Mead. Éste, contiene las posibilidades descriptivas de sus adversarios (el individuo queda sojuzgado por la sociedad a la que pertenece), pero agudiza la sensibilidad para describir otras nuevas. Mead parte de la tesis de que la intimidad está constit
"Huíd de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura." Juan de Mairena/Antonio Machado