En Diario de Sevilla , hoy sábado Qué difícil es hablar de la muerte de un hombre cuyo verdadero oficio en esta vida había sido vivir. Mejor dicho, un aprendizaje continuo hacia el saber vivir. Oficio y aprendizaje arduos en verdad donde los haya. No se trata de un pasar por la vida, se trata de un asentarse en ella y reflexionarla, practicarla. Vivirla desde dentro y hacia fuera. Y, sobre todo, interrogarse sobre el porqué. ¿Qué es lo que nos impide a los seres humanos saber vivir la vida si es lo único que tenemos? Así en la mente y en las manos de Saramago el oficio de vivir se fue transformando en el oficio de escribir. Dura tarea, sin duda, para quien desconoce los entramados de este otro oficio: dura la niñez y la adolescencia de un escritor que aún no sabe serlo. O no puede serlo hacia fuera, puesto que hacia adentro ya lo era. Fabulaba el mundo, sus sinrazones y sus injusticias, y sobre todo su manera de experimentarlo, de vivenciarlo. Pero ¿cómo expresarlo? Malas manera
"Huíd de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura." Juan de Mairena/Antonio Machado