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Reseña de Antonio García Vila. Revista Archipiélago nº 77-78, p. 220.

FOUCAULT ANTES
DE FOUCAULT
.
Convirtiéndose en Foucault.
Sociogénesis
de un filósofo,
José Luis Moreno Pestaña,
Barcelona, Montesinos,
2006, 206 pp., 15 €.

Michel Foucault es uno de los
grandes pensadores del siglo XX.
Sí, es cierto, pero, ¿cómo llegó a
serlo? No me refiero a cuáles fueron
sus principales obras o a qué
meritos le adornan, sino a algo
previo, fundamental y, al tiempo,
obvio: cuáles fueron las condiciones
que le condujeron a ser lo que
fue. Cuál fue su sociogénesis. José
Luis Moreno Pestaña ha realizado
un estupendo trabajo de reconstrucción
de esa evolución vital e
intelectual. Utilizando las herramientas
teóricas que la sociología
de Pierre Bourdieu pone a nuestra
disposición y muy atento a la biografía
foucaultiana que Macey,
Eribon y Miller han esclarecido
ya con suficiente nitidez, Moreno
Pestaña, profesor de Filosofía en
la universidad de Cádiz, nos sitúa
en el primer Foucault, o mejor
aún, en un Foucault que aún no
ha llegado a ser él mismo, que
aún está convirtiéndose en un filósofo
y que tiene que transitar
por un universo académico y vital
cuyos senderos conviene conocer
con bastante exactitud para no
perderse. Foucault fue un burgués
hijo de médico y fueron sus padres
y su clase social los que decidieron
y facilitaron luego sus estudios
iniciales; fue su madre la
que eliminó de su camino los obstáculos
que podían entorpecer su
paso y fueron sus “contactos” los
que permitieron a Foucault ser
tan buen estudiante como se nos
presenta. La presión del padre,
empeñado en que su hijo repitiera
su carrera, provocaría una reacción
a la contra, pero no impediría
que Foucault ingresara en la
celebérrima Escuela Normal y
que allí el normalien adquiriera
todos los hábitos y tics culturales
exigibles a cualquier miembro de
esa privilegiada casta que son los
intelectuales. Allí, además de parecer
a veces un loco —intentó
suicidarse en varias ocasiones, se
autolesionó y atacó con un cuchillo
a un compañero, según nos
cuenta Eribon—, comenzó el trabajo
de conversión, la tarea de depuración.
Allí, en un mercado intelectual
saturado, había que elegir,
había que comenzar a soltar
lastre y adquirir nuevas habilidades,
había que asumir tradiciones
e impugnarlas, había que buscar
la originalidad sin caer en el esoterismo
y había que comenzar a
labrarse un futuro. Foucault pasó
por Hegel, por el comunismo y
por Nietzsche, aunque su principal
caballo de batalla en esos años
fue la psicología. O la crítica de la
psicología. Fue la elección entre
psicología y filosofía, con la victoria
final de esta última, lo que
más le costó decidir a un joven
brillante que aún tanteaba por
dónde avanzar. Husserl, Freud,
Canguilhem, Althusser, Politzer
son algunos de los nombres que
contribuyen a definir las posiciones
, a limitar las salidas. Y el caso
Lyssenko, claro, esa barbaridad
ideológica que sin embargo estimularía
ese fecundo trabajo foucaultiano
de vigilancia de fronteras.
José Luis Moreno Pestaña lee
los primeros escritos de Foucault
con auténtica perspicacia, con
una solvencia intelectual evidente.
La “desproporcionada” introducción
a Binswanger o Maladie
mentale et personnalité son escudriñadas
recuperando las influencias
—a menudo no confesadas
por Foucault— de los textos, sacando
a la luz sus estrategias para
destacar sus recursos estilísticos,
sus ajustes de cuentas y sus propósitos.
En este más que interesante
Convirtiéndose en Foucault
encontramos perfectamente trabadas
biografía, sociología y filosofía,
pues comprobamos cómo
los “genios” también tienen clase
social, también tienen problemas
íntimos que condicionan sus escritos
y, desde luego, valoran las
posibilidades de progresar en el
medio en el que se insertan. A
partir de su Historia de la locura
en la época clásica, libro que Moreno
Pestaña ya no aborda, podemos
hablar del Foucault filósofo,
pero para llegar allí, hasta conseguir
ser uno de los pensadores
que han marcado una época, Michel
Foucault tuvo que trabajar su
propia historia. Ese trabajo de
desbroce, ese encauzamiento, ese
esfuerzo por alcanzar la originalidad,
por insertarse en la tradición
correcta para rebasarla, es lo que
José Luis Moreno Pestaña nos
ofrece en esta minuciosa sociogénesis
foucaultiana.
ANTONIO GARCÍA VILA
Archipiélago / 77-78 220
OP. CIT.

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