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Intervención en el Congreso de la Sociedad Académica de Filosofía

 

Entre el 2 y el 4 de febrero tendrá lugar el congreso de la sociedad académica de filosofía en La Laguna (Tenerife). El jueves 3, entre las 9,30-11-30, participaré en la mesa de filosofía contemporánea con la ponencia siguiente.  

De la crítica orteguiana de la razón escolástica a la razón académica en la filosofía española: tres debates

La presente intervención analiza tres debates fundamentales para la construcción de una tradición de filosofía académica en España, algo que supuso la exclusión del modelo de razón histórica (y sus consecuencias prácticas) defendido por el último Ortega. Gracias a tales debates podrá contemplarse cómo se singularizan las diversas posiciones en conflicto dentro del campo filosófico español entre el final de la Guerra Civil y el comienzo de la década de los 70. El primer debate (alrededor del concepto de generación) del que se dará cuenta es el que enfrenta a Julián Marías y Pedro Laín formados dentro de la tradición orteguiano-zubiriana, y en él aparece la primera impugnación filosófica (la de Zubiri) del modelo de hibridación de la filosofía con las ciencias humanas (las “humanidades”) defendido por Ortega. El segundo debate se produce en los años 50 y se centrará en discernir si Ortega es un verdadero filósofo o si era un hombre sin sistema, sociólogista, historicista y demás insultos en “–ista”: una nueva figura filosófica académica nacerá en el mismo, figura que se desprenderá del catolicismo tomista que dominaba a los impugnadores de la entidad filosófica de Ortega, y que protagonizará el aggiornamento filosófico de la academia española vía la importación de escuelas europeas y norteamericanas. El tercer debate, que enfrentará a Gustavo Bueno con Manuel Sacristán, continúa dentro de las coordenadas abiertas por las críticas de Ortega a la filosofía y abrirá dos posibilidades: la recuperación de la filosofía como ejercicio reflexivo provisional y la reconstrucción de la razón filosófica en la práctica científica. Ambas posibilidades serán minoritarias, ante una práctica académica concentrada en lo que el último Ortega llamaba escolástica: toda exposición de la filosofía recibida sin comprender el ámbito cultural, el espacio social o el tiempo histórico en el que se produjo. La presentación servirá además para revisar la autonomía del campo filosófico y su coordinación compleja con los cambios políticos y para introducir una crítica de las cronologías filosóficas al uso en la historia de la filosofía española.

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